sábado, 19 de enero de 2008

Influencia de la Bauhaus, en el diseño grafico e industrial


Bauhaus: Escuela Innovadora: tenía como propósito realizar la arquitectura del porvenir. Esta idea requería una nueva forma de enseñar, con estudiantes que estuvieran más allá de la especialización académica, para lo que esta escuela ofrecía la preparación adecuada. Como el mismo Gropius afirmaría, la base para conseguirlo debía ser volver a las manualidades, las clases serían un “taller manual”. Para ello la escuela contaba con un selecto grupo de profesores.

“La filosofía de Gropius se basaba en integrar todas las artes con la tecnología moderna y unirlas con el fin de obtener un diseño disponible para todos los niveles socioeconómicos. Los productos resultantes se alejaban mucho de la clásica ornamentación excesiva.”

La influencia de la Bauhaus sigue presente en el diseño actual. Gracias a ella es que existe el diseño industrial como también existe aun la idea de combinar estética y funcionalidad. En Bauhaus se enseñaba a crear. El trabajo manual era la base del artista. Gropius incitaba a sus alumnos a probar con distintos materiales, a conocer sus propiedades, manejarlos y adoptar el que más le acomodara.
Querían innovar en el campo artístico introduciendo la noción de arte en diferentes elementos de uso diario. Uno de los principios básicos de la escuela era formar un movimiento de artistas con plena conciencia social e intelectual, formar jóvenes artistas que no cayeran en lo típico. Perseguían la armonía entre arte e industria. Lograr una cultura del pueblo y para el pueblo era una meta común en los movimientos culturales de la época que pretendían innovar.

“El artista es un artesano inspirado. Debe tener técnica.” Gropius sostuvo que ambos, arquitectos y artistas, debían volver a ser artesanos. Buscaba unir sus talentos para que, orientados con un mismo fin, se lograra un mejor resultado. Así, fundió dos oficios que hasta entonces habían trabajado independientemente el uno del otro. La construcción de un edificio debía ser un trabajo en conjunto en el que artista y arquitecto debían manejar por completo cada disciplina y especializarse en la que más le interesara. Con esta nueva forma de pensar se unió arte y funcionalidad como nunca se había visto antes. Esta fusión es elemental porque hace que el artista ya no sea una entidad aislada, si no que entra a la sociedad como un personaje útil, interviene directamente en ella. El arte entra a los hogares con una función.
“La enseñanza comenzaba con un curso preparatorio de seis meses, dedicado a prácticas de taller con diversos materiales: piedra, madera, metal, barro, vidrio, colorantes y tejidos, juntamente con nociones de dibujo y modelado. El estudiante debía manifestar que material le resultaba mas atrayente y para cual seria una mayor facilidad de trabajo. Los escolares aprendían el manejo de las herramientas y después el uso de las maquinas que en la industria sustituyen a aquellas. En la enseñanza de las formas entraba el estudio de principios fundamentales en la construcción de los edificios, de la oposición y conocimiento del espacio, de los colores y sobre todo de las formas.”
A comienzos del siglo XX, la existencia de un mercado cada vez más amplio y exigente requerían productos que fueran accesibles al público en general y no a una elite privilegiada. Esto obligó a los talleres de arte a convertirse en diseñadores industriales. Se trataba de crear productos funcionales y económicos pero a la vez atrayentes para el mercado. Para esto se utilizaron materiales más baratos (como metal, vidrio, cristal, madera, entre otros).

“Se creía que las formas y los colores básicos representaban un precio industrialmente más económico, por lo que las formas del círculo, el cuadrado y el triángulo fueron tomadas como puntos de partida. En las clases sobre forma se empezaba a trabajar con estas figuras elementales y a cada una de ellas se le atribuía un carácter determinado. Así, el círculo era `fluido y central', el cuadrado resultaba `sereno' y el triángulo, `diagonal'.”

Este concepto se tomaría más tarde y se le llamó funcionalidad moderna o modernidad internacional. Una de las principales marcas de la escuela Bauhaus fue su empeño en la búsqueda de la racionalidad, de lo fundamental. Buscaban, experimentando, la funcionalidad pura de los distintos elementos. Se regresó a las formas, a los colores elementales. Se enseñó a prescindir de toda osamenta ya que lo que se persigue es lo esencial. Todo se vuelve limpio, nítido, claro.
Los conceptos de la Bauhaus eran sobrios. Reducen al máximo el uso de colores y formas. Quieren un mundo funcional, por lo que hay reducción de materiales, persiguiendo la economía basados en la racionalidad.

Se buscaba la vida detrás de las diversas formas. La escuela en sí era un laboratorio, querían ejercer una experiencia vivificante en el mercado pero no absolutamente masiva. Buscan la calidad y no una novedad efímera. Para ellos la belleza radica en el material puro, sin ornamentos.

Critican el uso de formas innecesarias; una silla para funcionar no necesita adornos. Su tendencia es romper con lo tradicional, con los estilos preestablecidos. La función predomina sobre la forma, hay una estrecha relación entre arquitectura, diseño y ciencias aplicadas. Buscan adecuar los elementos de la vivienda a las necesidades humanas; proponen una efectiva planificación urbana.

No hay comentarios: