sábado, 10 de noviembre de 2007

La Heraldica

La heráldica es la ciencia y arte auxiliar de la Historia que estudia la composición y significado de los escudos de armas o blasones.

La Heráldica nace alrededor del siglo XII en el ámbito europeo occidental, siendo una de las ramas del conocimiento que han perdurado con menos cambios hasta la actualidad.

De su inicial utilidad -identificar al guerrero cubierto por armadura, así como al individuo como perteneciente a un determinado bando en la batalla- ha extendido su ámbito para abarcar la identificación de personas, corporaciones, entidades políticas y otras, encontrándose en la actualidad muy cercana a la cultura de comunicación visual (diseño de marcas, logotipos, etc...)

La característica que diferencia a la Heráldica de otros tipos de simbologías que se han dado a lo largo de la Historia o en otros lugares del mundo se puede resumir en dos puntos: la asunción de un conjunto de normas rígidas para la composición de los escudos de armas y la transmisión de las armerías a través de las generaciones como elemento identificador del linaje.

Así posee sus propias normas, denominadas leyes, entre las cuales la más famosa es la prohibición de que figure color sobre color y metal sobre metal.

A lo largo de la historia, estas normas se hicieron tan complicadas que ni los propios señores podían interpretarlas correctamente, por lo que surgió la figura del llamado rey de armas, especie de funcionario que se ocupaba de diseñar e interpretar escudos heráldicos. Esta función subsiste hoy en día en los modernos reyes de armas.

Los escudos de armas, aparte de su motivo central (las personas o figuras que llevan pintados en el propio escudo) pueden tener adornos alrededor o encima:

Ø Timbres:

Ø Yelmos (cada tipo representa un grado de nobleza, desde el hidalgo hasta el Rey) o Coronas (Igual que los yelmos)

Ø Tenantes (las figuras que se sitúan a los lados del escudo, como sosteniéndolo)

Ø Mantos e insignias (por ejemplo, el de armiño que hace fondo al escudo de todos los Grandes de España)

Ø Lambrequines (especie de chorreras que caen desde la parte superior del escudo por los lados)

Ø motes y lemas.

El lado izquierdo de la composición heráldica se denomina "siniestra" y derecho "diestra", describiéndolo desde el punto de vista del portador del escudo (esto es, la izquierda es la derecha del observador).

Así, por ejemplo, un escudo que llevara pintado un roble enseñando las raíces, de color verde, en un fondo blanco (o plateado) con una banda color rojo desde una punta a otra, sostenido por un unicornio blanco encabritado a la izquierda del observador y un grifo verde a la derecha, se describiría de la siguiente manera:

"De plata,. Un roble de sinople. Banda de gules, brochante. Soportado por un unicornio rampante, a diestra, y un grifo de sinople, a siniestra."

Esmaltes heráldicos.

Se llaman esmaltes heráldicos a los tintes, o combinaciones de ellos, que llenan las superficies del dibujo heráldico. Hay tres divisiones principales, metales, colores y forros; y su uso es regido por leyes heráldicas, con sus excepciones.

Metales Utilizados

Ø Oro: Representado habitualmente con amarillo, preferiblemente gualdo.

Ø Argén o plata: Es blanco o gris claro.

En algunas armerías europeas hay, además, otros metales.

Ø Acero.

Colores Utilizados.

En España se consideran estos colores heráldicos:

Ø Gules: Es el rojo

Ø Azur: Azul

Ø Sinople: Verde

Ø Púrpura: No está considerado por todas las heráldicas europeas, donde se sustituye por gules, preferentemente, o azur dependiendo del caso.

Ø Sable: Negro

Con el tiempo, algunos estilos heráldicos incluyeron muebles pintados al natural, dando lugar a otras denominaciones:

Ø En su color

Ø Carnación

En otras armerías hay colores que no son considerados en la española:

Ø Sanguíneo

Ø Leonado

Ø Naranjado

Similares al sembrado, pero con entidad propia, son siempre combinaciones de metal y color: Se basan en los forros de pieles, cortados de forma específica, usados antiguamente en ropajes elitistas.

Ø Armiños: De plata, sembrado con armiños heráldicos de sable. Éstos armiños no son representaciones del animal, sino abstracciones heráldicas de la pequeña punta negra de sus colas, que se veían al coserlas juntas.

Ø Veros: También llamados "veros ordinarios". Son de plata y azur.

Las líneas del vero han dado lugar a variaciones:

Ø Contraveros

Ø Veros en punta

Ø Veros ondados.

Éstos son de esmaltes fijos, pero surgieron también variaciones respecto al color.

Ø Contraarmiños: Cambiando la plata por el sable, y viceversa.

Ø Verados: Cambiando uno de los dos esmaltes. En heráldica española llegan a cambiar los dos, especialmente en el mediterráneo.

Y a variaciones de las variaciones:

Ø Contraverados

Ø Verados en punta

Ø Verados ondados

Por último, en algunas heráldicas extranjeras surgieron otras, también basadas en los esmaltes: Armiñado.

Leyes sobre el Esmalte.

Ø No poner metal sobre metal, ni color sobre color. Esta es una lógica regla de contraste, que facilita el reconocimiento de las figuras.

Ø Esta norma no afecta a los detalles resaltados de las figuras, como el pico o las garras. Todos aquellos detalles que se dibujan entre la figura a la que pertenecen y el campo del escudo necesariamente han de coincidir con uno de ellos, dado que dicha figura sí ha de respetar la norma. Por estética, aquellos otros que no tocan el campo pueden llenarse del mismo esmalte que los primeros.

Ø Las superficies de carnación pueden ponerse sobre color o sobre metal.

Ø En heráldica española el púrpura en armerías reales tiene condición tanto de metal como de color.

Ø Los diseños que rompan esta regla han de tener una justificación. Son llamadas "de enquerre", que quiere decir inquirir, porque se hace necesario averiguar dicho motivo. Por ejemplo, podría haberse aplicado una bordura alusiva a un honor o un hecho, necesariamente de un esmalte determinado, en un escudo cuyo campo fuera de un esmalte que obligara a romper la norma. Incluso del mismo esmalte, en cuyo caso de llamaría "cosida".

Ø Los esmaltes han de tener alta densidad cromática que los diferencie inequívocamente. Cada esmalte de un blasón es de una tonalidad única, se aplican con la misma tonalidad en las distintas partes del blasón.

Ø La aplicación del esmalte ha de ser plana y uniforme. Dejando aparte que el soporte donde esté pintado tenga relieve y sombras propias, el dibujo propiamente heráldico no se debe llenar con sombras, degradados, matizaciones ni tonos tendentes al naturalismo, ni buscando aparentar relieve, ni de ninguna otra manera. Excepción: el diapreado o adamascado, que no es de heráldica medieval, sino posterior, ni común en heráldica española.

Estas reglas se aplican solamente al blasón o escudo propiamente dicho, a lo que está pintado dentro del escudo. Los elementos que acompañan exteriormente al escudo son, en su mayoría, muy posteriores. Al extenderse la heráldica y sus usos, y hacerse hereditaria, se hizo necesario añadir elementos que identificaran a los propietarios cuando no estaban presentes, y que los distinguieran de otros de su mismo linaje. De esta forma acompañan al escudo prendas, útiles y otros elementos que, al hacerse heráldicos posteriormente y en pos de una buena identificación, se representan con más naturalidad. Incluso algunos necesitan un color que no se limite a las tonalidades púramente heráldicas.

Comercializacion.

Hoy en día, numerosas empresas se dedican a comercializar representaciones heráldicas particulares destinadas al gran público, con diferente calidad artística y distinto grado de corrección heráldica. Siempre ha habido artesanos dedicados a su confección, tanto para heráldicas oficiales como familiares o personales.

Es importante señalar que los escudos o blasones no pertenecen a un apellido. Es la familia, o cada primogénito o heredero principal según la legislación o el uso de cada país, quienes son titulares de una heráldica particular. Una familia no tiene necesariamente que compartir los mismos ascendentes, historia ni derechos que otra con el mismo apellido. Por tanto tampoco comparten su escudo, que es parte su historia y de su patrimonio. Este patrimonio suele estar protegido por las leyes de los distintos países. La suplantación, incluida la de títulos y derechos, también está contemplada. En muchos países el uso de imágenes identificativas cualesquiera no es libre, y se requieren permisos de sus legítimos propietarios.

A principio de la Edad Media, no había apellidos en España. A lo largo de la Edad Media se van fijando. Muchos basados en apelativos, algunos derivados de topónimos, de oficios, o patronímicos. Al final de la Edad Media se fija la forma de apellidarse en España (Cardenal Cisneros). A partir de entonces el apellido del padre pasa a ser obligadamente el apellido principal. Muchas personas pasaron a tener el mismo apellido sin tener ninguna relación familiar.

Un ejemplo: Imaginemos una localidad llamada Torrebaño. Varias personas van mudándose fuera del lugar. Como era común son llamados por apelativos, algunos de ellos serán "el zapatero de Torrebaño" o "el de Torrebaño". Esto aún es común, incluida su transmisión, aún hoy hay apelativos del tipo "el hijo del de Torrebaño" o "el hijo del zapatero". También el Señor de Torrebaño usa ese toponímico. Con el tiempo, encontramos a descendientes apellidados Torrebaño y no tienen ascendentes comunes. También encontraremos Zapateros cuyas familias vienen de lugares distantes entre sí. Algunos de ellos, o de sus antepasados, podrían haberse hecho merecedores de distinciones o títulos, o haberlos perdido, o tener derecho al uso de un escudo. Éste es concesión personal, en todo caso pertenece a la familia, no al apellido. Incluso la familia podría cambiar su apellido y podría conservar su escudo. Miembros de otras familias, aún con el mismo apellido, no tienen ningún derecho respecto a ese escudo.

Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Her%C3%A1ldica". Categorías: Heráldica | Ciencias auxiliares de la Historia | Wikipedia: Artículos destacados en w:fr

No hay comentarios: